Silencio.
Sólo silencio esperaba.
Sólo silencio esperaba.
Que todo el mundo callara.
Que la gente dejara de ilusionarse, de
quejarse, de desvivirse por nada, porque nada importaba.
Que pararan las miles de opiniones y que
todo el mundo por 24 horas callara.
Encerrados y silenciados. Quizá pedía
demasiado.
Al mundo parecía mucho, el hecho de
quedarse mudo.
A mi no parecía pedir nada, que todo
quedara en silencio y no en constante palabreo risoteo musiqueo y charloteo.
Lo resolví comprándome unos tapones para
oídos. Fue así que el mundo adquirió otro sentido.
Por fin no había tanto, tanto ruido.
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