viernes, 24 de enero de 2020

Tiempo

Hoy, mañana, pasado.
Un engranaje infinito para quien no sabe saltar de la rueda.
Un largo subir y bajar de escaleras idénticas, días tras otro por olvido de tiempo o por miedo.
Cuando cambias, hoy o mañana?
Dentro de un minuto seremos individuos distintos. Todas nuestras palabras se habrán esfumado en elaborados comentarios sobre la próxima prenda. Sobre quién poco nos paga y cuánto poco nos sentimos valoradas en esta sociedad que da valor al rendimiento económico y no a la voluntad de cada una de nosotras.
Sobre certificados y medallas curriculares.

Ego en caída libre por los toboganes de la persona construida sobre sólidas bases de conocimientos seculares. 
Grandes espaldas y grandes hombros acompañan mujeres y hombres en sus discursos sobre la vida que fluye siempre más fragmentada y diluida en el medio ciudadano. 

Incursiones nocturnas y pequeños amores nos atraen hacia nuestros límites personales para disfrutar y consumir siempre más, sin parar.
Un esófago traga aire a ritmos repetidos y punzantes, pulsantes. Chupa oxigeno volunta-involuntariamente.
Todo lo que somos, al final, es el resultado de nuestra pequeñísima mente.

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